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martes, 8 de octubre de 2013

La poesía de las cosas comunes


Cuando miro a mi alrededor descubro en el breve espacio donde habito un montón de objetos diversos y cotidianos, que me acompañan en el diario bregar de la existencia material.

Los objetos comunes están por todas partes, poblando nuestras casas de pequeñas presencias materiales que componen nuestra realidad. Convierten una casa en un hogar, y su  desorden aparente no son más que signos de vida. Un manojo de llaves sobre la mesa, un reloj que canta las horas, un bolígrafo, un vaso usado, un libro abierto son testigos mudos de la vida que puebla los espacios habitacionales.    

miércoles, 10 de abril de 2013

"DOS POEMAS DE AMOR PARA MI HABANA"



                  “HABANA”



¡Qué magia hay en el aire de esta noche!
¡Qué avidez me ha brotado del espíritu,
de caminarte con mi último aliento,
sin rumbo fijo, Habana mía!

¡Qué tan cercana te siento en estas sombras,
tan cerca de la fuente misma de mi poesía!
¡Qué ganas de adentrarme, trasnochada,
en tu noche mansa, noble Habana!

Heme aquí, rendida ante tu embrujo,
heme aquí, habitante tuya, fiel y singular
que ha visto en ti transcurrir su vida,
enamorada de tus calles y tus avenidas.

De tus parques, tus viejos edificios,
tu malecón, tus árboles, tus fuentes
tus casas antiguas y despintadas,
tus calles de farolas apagadas.

Yo te quiero mía, mi hermosa Habana,
detenida en el tiempo y el silencio.
Yo te quiero, luminosa o apagada,
yo te quiero mía, vieja Habana,

Yo quiero recorrerte totalmente
con estas ganas antiguas
 y memorables,
sonámbulamente mía.

Quiero caminarte de punta a punta,
andarte fatigada, de mar a mar
quiero cruzarte ventralmente,
en la madrugada sin miedo.

Quiero andarte nocturnamente,
beber el agua de tus fuentes,
engalanada de mar y salitre,
vestirme de ti, mi Habana.

Quiero nocturna y sin remedio,
hacerte mía
desde estas ganas alocadas
de sin remedio, caminarte


“Suite para la Habana”


Habana,
algo de ti me embarga,
esta noche tu magia
en el aire fresco se siente.
Y en tu noche silente,
yo quiero perderme
para, uno por uno,
aprenderme
tus nombres más
oscuros y antiguos,
yo quiero descubrirte
en mil vestigios

Habana,
Que me has logrado deslumbrar,
yo quiero esta noche caminarte
tras la huella leve del viento,
en tu dulce silencio,
tras la hoja perdida
que en el aire se arremolina.

Habana, yo quiero nocturna
y marítimamente hacerte mía.
Yo quiero guardarte, insomne,
en lo más recóndito del alma mía.

Yo quiero caminarte calle a calle,
aunque mil perros me ladren,
yo quiero adornar con mis pisadas
los adoquines de tus barriadas,
yo quiero adentrarme en tu magia

Yo te quiero mía, cuidad muerta
de calles oscuras, de luces apagadas,
y casas viejas deslustradas.
Yo quiero sentirte en cada sombra,
y descubrirte, renovada,
como viajero que se asombra,
de descubrirte tierna, Habana

Yo quiero aventurar mis pasos,
más allá del farol insomne de mi calle,
adonde tu voz antigua
sea audible y me hable.

Yo quiero recorrer tu malecón,
llevando en la mano una botella de ron,
una guitarra, un verso, una canción.
Yo quiero sentarme en tu malecón,
para contarte que te llevo en el corazón
Yo quiero conversar con tu gente
yo quiero nocturnamente recorrerte
sentir en mi cara tu olor a salitre
y ese encanto que siempre se repite.

Yo quiero recorrer cada parque,
cada escultura, cada obra de arte,
cada antiguo monumento.
yo quiero nombrarte en mi poesía,
Habana nuestra y mía.
Yo quiero narrarte en un cuento,
yo quiero sentirte en todo momento.

Yo quiero rebasar los fragmentos
más antiguos de tus murallas,
hasta llegar hasta la orilla
más oscura del agua.


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sábado, 6 de abril de 2013

Dulce de leche exprés al estilo cubano o el inolvidable “fanguito” de las escuelas al campo:



Hace poco he visto en un libro de repostería que compré una receta para hacer dulce de leche, supe complicada, que llevaba hasta gelatina neutra y se necesitaban hasta horas para cuajarlo, como amante de la cocina he querido compartir esta receta cubana con los que no son cubanos, porque los que son invariablemente todos o casi todos la conocerán.
¿Quién no lo recuerda con nostalgia? ¿Quién no comió el “fanguito” que nos llevaban a la escuela al campo en los años ochenta nuestros padres a las visitas? Con pan, con galletas, con bizcochos o hasta para rellenar panetelas caseras, este dulce de leche es digno de figurar en todas partes. Y más aún el modo de prepararlo, un poco peligroso porque la olla no se puede quedar sin agua, porque si no puede explotar, como una vez en casa de una amiga de mi madre, que explotó la olla con tanta fuerza que parecía una bomba nuclear. La válvula no apareció jamás, es probable que volara por el balcón. La lata de leche no aparecía y estaba detrás de la cocina y la tapa quedó incrustada en el techo por la parte donde se coloca el pitón, ahora da risa, pero en aquel entonces no, menos mal que no había nadie en la cocina.
Bueno, la receta es super sencilla, solo se necesita una lata de leche condensada y 45 minutos en la olla de presión, llena de agua hasta el tope y ya está listo para degustar el “fanguito”.
Los que no lo conocen que lo prueben y los que lo conocen, pues también.
¡Bon apetit!  
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miércoles, 3 de abril de 2013

La mirada ajena 5ta parte


Antes de sucumbir al influjo maligno de la mirada ajena, en los momentos de mi niñez cuando no sabía que era totalmente libre para ser desenvolver mi verdadero yo, yo era una niña que contemplaba las estrellas, que recogía flores silvestres y luciérnagas, que amaba la lluvia y los cachorros perdidos.
Y tal vez no comprendí entonces que desde ya era poeta, o aquel temprano interés por los designios de los dioses escritos en las estrellas fue lo me hizo estudiar astrología.
También gustaba de amasar la tierra húmeda con las manos, y jugar con la cera que se desprendía de las velas, tan caliente que me quemaba los dedos. Y hacer arder cosas y comtemplar el fuego. (El fuego siempre tuvo una fascinación ancestral en todos los seres y es muy hermoso, es raro que haya quien no guste de contemplarlo.)
¡Y cómo me regañaban por hacerlo!

“La mirada ajena” 4ta parte




Y lo peor es que generalmente la gente no sabe quién es. Anda sonámbulo por la vida sin descubrirse, como un cántaro que se cree hueco porque no sabe que está lleno. Y es entonces que debemos retornar a la fuente, y mirar el agua en nuestro interior, viajar hacia dentro y buscamos otra vez la mirada aprobatoria para lanzarnos a perseguir los sueños perdidos de juventud. Pero si de una vez y por todas tenemos fe en nosotros mismos y nos libramos del influjo de la mirada ajena y sin prejuicios de ninguna clase miramos dentro nuestro, nos asombraríamos de descubrir que somos capaces de cosas que no sospechamos y de cuanto podríamos crecer si damos los pasos correctos en la dirección adecuada y hacemos caso omiso de la mirada ajena, no importa que nos tilden de locos. Tal vez seremos locos, pero locos genuinamente hermosos y felices. Siempre intuimos quiénes somos pero necesitamos confirmación, porque solemos abandonar la lucha, sino tenemos al lado, personas que nos alienten y nos apoyen, siempre andamos confusos no sabemos quiénes somos.

martes, 2 de abril de 2013

Las letras y yo







                                                                    El viaje más largo es el que se hace hacia el interior  de uno mismo.”
Hammarskjold



Cuando vuelvo mis ojos hacia atrás, hacia el tiempo ya ido y hurgo en mi interior, como un dedo en la llaga, profundamente en la memoria, suelo recordar muchísimas cosas pasadas. Y los recuerdos más vívidos suelen ser los de la infancia, y en eso están de acuerdo hasta los psicólogos.
Por eso son los más claros de todos cuantos atesoramos. Aunque muchos suelen estar distorcionados por nuestra manera diferente de ver el mundo cuando somos niños, porque luego que somos adultos perdemos la magia y toda capacidad de asombro.

lunes, 1 de abril de 2013

“La mirada ajena” 2da parte



Y resulta que las personas que nos rodean, en su deseo de que sentemos cabeza y abandonemos nuestros sueños que les parecen locos, tienen siempre respuestas como estas:

“La mirada ajena”



A veces no entiendo por qué los seres humanos siendo tan maravillosos y especiales, tenemos la tendencia a menospreciarnos de una manera tan atroz.
Y me pregunto: ¿Por qué con tanta frecuencia renunciamos a nuestros sueños y no dejamos aplastar por la vida?
¿Por qué tendemos a ser tan marcadamente auto destructivos?
¿Por qué no tenemos fe en nosotros mismos cuando todos, absolutamente todos tenemos el potencial necesario para lograr cualquier cosa razonable que nos propongamos con la única condición de que no nos rindamos?