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miércoles, 3 de abril de 2013

La mirada ajena 5ta parte


Antes de sucumbir al influjo maligno de la mirada ajena, en los momentos de mi niñez cuando no sabía que era totalmente libre para ser desenvolver mi verdadero yo, yo era una niña que contemplaba las estrellas, que recogía flores silvestres y luciérnagas, que amaba la lluvia y los cachorros perdidos.
Y tal vez no comprendí entonces que desde ya era poeta, o aquel temprano interés por los designios de los dioses escritos en las estrellas fue lo me hizo estudiar astrología.
También gustaba de amasar la tierra húmeda con las manos, y jugar con la cera que se desprendía de las velas, tan caliente que me quemaba los dedos. Y hacer arder cosas y comtemplar el fuego. (El fuego siempre tuvo una fascinación ancestral en todos los seres y es muy hermoso, es raro que haya quien no guste de contemplarlo.)
¡Y cómo me regañaban por hacerlo!

“La mirada ajena” 4ta parte




Y lo peor es que generalmente la gente no sabe quién es. Anda sonámbulo por la vida sin descubrirse, como un cántaro que se cree hueco porque no sabe que está lleno. Y es entonces que debemos retornar a la fuente, y mirar el agua en nuestro interior, viajar hacia dentro y buscamos otra vez la mirada aprobatoria para lanzarnos a perseguir los sueños perdidos de juventud. Pero si de una vez y por todas tenemos fe en nosotros mismos y nos libramos del influjo de la mirada ajena y sin prejuicios de ninguna clase miramos dentro nuestro, nos asombraríamos de descubrir que somos capaces de cosas que no sospechamos y de cuanto podríamos crecer si damos los pasos correctos en la dirección adecuada y hacemos caso omiso de la mirada ajena, no importa que nos tilden de locos. Tal vez seremos locos, pero locos genuinamente hermosos y felices. Siempre intuimos quiénes somos pero necesitamos confirmación, porque solemos abandonar la lucha, sino tenemos al lado, personas que nos alienten y nos apoyen, siempre andamos confusos no sabemos quiénes somos.

“La mirada ajena” 3ra parte



Hace un tiempo atrás le comenté a un amigo que quería escribir un libro, y me dijo que yo no podía porque no tenía la capacidad ni el conocimiento necesario para acometer esta tarea, para él y su estrechez de miras todo se reduce al hecho de que no tengo una carrera universitaria y como siempre he ocultado mis aficiones a la mirada ajena para evitar confrontaciones de cualquier índole con personas prejuiciosas, resulta ahora que vivo una doble vida, por fuera soy una persona insulsa que no comparte con nadie su mundo interior por dentro esta es la que soy.

lunes, 1 de abril de 2013

“La mirada ajena” 2da parte



Y resulta que las personas que nos rodean, en su deseo de que sentemos cabeza y abandonemos nuestros sueños que les parecen locos, tienen siempre respuestas como estas: