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sábado, 4 de julio de 2015

Fallece a los 82 años Carlos Ruiz de la Tejera

Una estrella se apaga en el firmamento de la cultura cubana. 


Fallece actor cubano, Carlos Ruiz de la Tejera

Es difícil saber dé qué materiales se hace un genio. ¿Qué componentes mágicos añadió Dios al barro primigenio para dar vida a Carlos Ruiz de la Tejera? ¿Qué dosis de talento, de polvo sideral, de simpatía, de histrionismo, de grandeza, de clase, de humor, de gracia? ¿Cuantos puñados de polvo de hadas, de cubanía, de sentido del humor, de luz de luna, de ganas de vivir? ¿Una pizca quizás de locura,  un chorro de poesía? 

Quizás ni Dios mismo es capaz de recordar la receta con que lo creó, porque hombres como este no nacen todos los  días. Son obras de arte de la creación, nacen en instantes mágicos en que Dios está inspirado, bendecidos por la gracia divina y son piezas únicas, magistrales e irrepetibles, de colección.  


Fallece Carlos Ruiz de la TejeraEl único error que Dios cometió fue el hacerlo humano, una criatura frágil y perecedera. error que Dios decidió enmendar reclamándolo para formar parte de su corte celestial. Y nos arrebató una estrella a todos los cubanos, que no nos queda más remedio que recordarlo como uno de los más grandes actores y comediantes del patio. Alguien con el don de hacer reír, con la rara habilidad de a través de la magia de la risa tocar las almas.  Alguien con la facultad de crear, con habilidades histriónicas increíbles, con un talento mímico impresionante, con un sentido del humor grandioso que le permitió crear sus monólogos inolvidables, chispeantes y llenos de gracia e ingenio. 
Cuba entera se entristece con su partida, y nos quedamos sin saber cómo llorarlo. ¿Cómo llorar a un cómico? ¿Si no nos enseñó  a llorar más que de risa? ¿Cómo lidiar con el dolor de su partida? 

Ahora que el telón ha caído, y el show ha terminado, despidásmolo pues, a la manera en que vivió, como se despide a un gran artista: Con el más fuerte de los aplausos, con una admiración y un respeto genuinos, con orgullo de cubano, con calor de pueblo. Pongámonos de pie, quitémonos el sombrero y demosle el más hermoso de los regalos, el más imperecedero, el más grande de los reconocimientos, el homenaje más genuino y merecido, el amor de todo un pueblo. 

Y recordemos siempre que eso no es todo, porque aunque le demos hoy el último adiós a Carlos Ruiz de la Tejera, no partirá hacia el olvido, sino hacia la historia, hacia la inmortalidad, hacia el corazón y el alma de cuba. 

Adios, amigo. 


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