He estado leyendo a través de la red diversos textos,
recopilando información acerca de la escritura con pretensiones de investigar
acerca de las técnicas de narración, pues me ha dado la locura de intentar
escribir una novela y en mis más o menos extensas búsquedas he visto que muchas
personas que desean escribir se preocupan respecto a una determinada cuestión:
¿Tengo talento para escribir?
Esa duda tan recurrente en la mente nosotros, los escritores
incipientes surge del hecho de que muchas personas tienen un concepto erróneo
acerca de lo que es el talento. Confunden tener talento con ser superdotado. Se
creen que tener talento significa nacer con la capacidad innata de sentarse
delante de un ordenador o de una hoja de papel en blanco y escribir de un tirón
un best seller, que los convertirá en millonarios de un día para otro, con el
mismo virtuosismo que Gabriel García Márquez. Y como no son capaces se
desaniman. Pues para que sepan que ni Gabriel García Márquez era capaz de eso:
Dijo una vez que un escritor no se mide por lo que escribe, sino por lo que
rompe.
Por eso, a ver si consigo infundirles ánimos y aclararles
las ideas, quiero compartir con ustedes lo que creo del talento:
El talento es algo
muy común, hay tanta gente con talento en el mundo como arena en el mar, el
talento está sobrevalorado, no lo es todo, en realidad solo representa una base
sobre la cual trabajar, un mínimo de habilidad para lograr ciertas cosas. Si
eso los consuela les digo que casi todos tenemos talento, porque no tener
ningún talento significa no poder escribir nada de nada, ser alguien totalmente
negado para escribir.
Pero cuando poseemos esa base, esa habilidad mínima
necesaria a toda arte, porque la literatura es un arte, no un oficio, los
oficios se aprenden de una manera mecánica, pero las artes son distintas, solo
aquellos con cierta aptitud innata podemos aprender a escribir aceptablemente.
Entonces como dice mi profesor de escultura José Miguel D´Toxte,
cuando se enfrenta al reto de hacer algo nuevo hay ciertas zonas del cerebro
que se desarrollan con el aprendizaje y son esas zonas las que “aprenden” como
se hacen las cosas. Y luego del esfuerzo ya nuestro cerebro cuenta con la
capacidad de hacer cosas que antes no era capaz.
Por eso es cierto que se aprende a escribir, escribiendo,
pero también leyendo, buenos libros por supuesto, cuando uno lee mucho, de
cierta manera subconsciente aprende muchas cosas, incluso a tener buena
ortografía, aprende hasta las técnicas que se usan para escribir aunque no
sepamos ni siquiera como se llaman ni en qué consisten, por eso todo está
dentro de nosotros y no lo sabemos. Y hasta desarrollamos cierto gusto
literario y sentido de apreciación que nos permite diferenciar la basura de lo
que es bueno.
Si tenemos un poco de talento que nos haya llevado por lo
menos a escribir un par de cosas de manera aceptable, y hemos leído más libros
que los pelos que tenemos en la cabeza, ya debemos tener más o menos lo
necesario, o al menos lo mínimo que hace falta, solo tenemos que sacarlo fuera,
intentarlo, dejarnos el alma en ello.
Porque lo que hay verdaderamente detrás del éxito, es
muchísimo trabajo duro, disciplina férrea, años de estudios, y una fuerte
voluntad de perseguir nuestros sueños, de no dejarnos derrotar por la vida y
perseverar en caminos que no son dulces ni halagüeños. Como dice el escritor español
Ramón Fernández Palmeral cuyo blog he estado leyendo recientemente. “hay que
sudarla”, no nos vamos a convertir en escritores exitosos de manera expedita
porque pasemos un curso de escritura creativa o un par de talleres literarios.
Y lo que te hace realmente bueno es hacer las cosas por
amor, no pensando en el éxito como primera motivación, ni en el dinero, esas
son cosas que vienen solas cuando eres bueno en algo, las únicas cosas
destinadas a perdurar son las cosas que se hacen con el corazón, por el simple
gusto de hacerlas.
Todos quieren lograr algo en la vida, lo necesitamos para
sentirnos útiles, realizados. Y ahora mi
pregunta es: ¿Estás dispuesto a hacer lo necesario para alcanzar el éxito?
¿Estás dispuesto al sacrificio y a esforzarte para lograr el virtuosismo?
Hay que amar algo de una manera infinita como para invertir
tu vida en ello, y joderse todo lo que sea necesario para llegar a ser bueno
realmente. Decía Paulo Cohello que en la vida había que tener sueños muy
grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen. Los sueños son de una
materia volátil y etérea, no se materializan tan fácilmente, por eso es tarea
harto difícil asirlos y obligarlos a permanecer materialmente en el área burda de
la realidad objetiva. No todos podemos
cumplir nuestros anhelos, quizás simplemente sea porque el verdadero talento
sea conocer cuáles son nuestras limitaciones y escoger el camino correcto en la
vida y no empeñarse en empresas inútiles como perseguir molinos de viento, sino
comprender desde lo más íntimo de nosotros mismos para qué somos buenos. Es muy
difícil saberlo porque toda vida es una búsqueda personal de identidad, y
muchos estamos confundidos, pero yo digo que no es tan difícil: eres lo que amas, lo que te hace feliz, lo que
hace perder la noción del tiempo, lo que disfrutas haciendo, lo que hace que no
quieras nada más, lo que haces sin pensar en el dinero, solo por puro placer,
por amor al arte como se dice.
Si ese es tu caso y te sientes bien cuando escribes ya
tienes las primeras cosas necesarias, porque perderás en ello alegremente el
tiempo necesario para llegar a ser bueno, no por simple ánimo mercantilista,
sino por amor, desde el corazón que es el lugar desde nace todo lo genuino.
Por tanto, si eso es lo que en verdad quieres ¿Qué estás esperando?
Escribe, escribe, escribe, todos los días, lo que sea,
escribe en un blog, lleva un diario personal, piensa por escrito y mejorarás
cada día y te sorprenderás gratamente cuando veas que cada vez lo haces mejor. No
te desanimes, no asumas una actitud derrotista, aspira a lo que puedes lograr y llegará el día en que tu mismo te sorprenderás y lograrás tus sueños porque el mundo pertenece a los que se atreven, a los que luchan, a los que conquistan, a los que no dejan aplastar, a los que no se dejan amilanar por los que te dicen que no puedes, a los que no se dejan arrebatar los sueños, a los que perseveran en contra todos los obstáculos porque esos son los que triunfan. .
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