Como parte de las actividades del taller literario de Arnaldo Muñoz Viquillón, radicado en el instituto del libro, Virgilio López Lemus ha sido invitado a darnos una conferencia, de tres encuentros, tomada de su libro "Aguas tributarias"
Nosotros, poetas principiantes, estábamos muy emocionados cuando recibimos la noticia de que una figura importante de las letras cubanas hubiera accedido gratuitamente a compartir con nosotros su precioso tiempo.
Llegó, sudoroso y a pie, como cualquier cubano, y nos preguntó si éramos los de taller literario. Se presentó y desde el primer momento nos pidió permiso para tutearnos, y a partir de ahí y del hecho de que el grupo era bastante reducido, la charla fue personal, grata y relajada.
Desde el primer momento tuvo la deferencia de adecuar su lenguaje a nosotros, para que su mensaje fuera claro, y cuando involuntariamente se le escapaba, por la fuerza de la costumbre, alguna palabra un tanto erudita, como el vocablo griego teckné, nos explicaba rápidamente sin que tuviéramos necesidad ya de preguntar o de quedarnos sin entender.
Lo que más me impresionó de este hombre sencillo, educado y elegante, con la voz amable de un maestro no fue ni su erudición, ni su sapiencia, ni sus títulos, ni siquiera su obra, que nunca pude leer por la cortedad de las tiradas y la alta demanda que hace que no estén disponibles en las librerías. Lo que quedó grabado en mí, fue su esencia poética, la emoción que me trasmitió a través de sus palabras vehementes, que me dejaron el alma trémula como si en cualquier momento fuera a romper a llorar.
Si algo aprendí de él, fue su profundo respeto hacia la poesía en todas sus formas, su amor al estudio, al arte de la palabra, a la que he dedicado toda su vida. Virgilio López Lemus tocó mi alma y ahora más que nunca entiendo la necesidad que tenemos los seres humanos de la poesía, y entiendo sus palabras cuando dice que la poesía es un hecho cósmico y que está en todas partes, porque el mundo con su explosión de color es un lugar hermoso.