“ERÓTICA”
Turgentes y pálidas
las lunas gemelas de mis pechos,
se alzan como dulces colinas
para erigir un monumento eterno
al milagro en el que residen tus besos.
Florecen en mi piel desnuda caricias apasionadas
que nacen en tus rudas manos afiebradas.
Las oleadas de calor que desprenden nuestros cuerpos
son llamas dolientes que lamen las sábanas.
Recorres la ruta interminable de los besos
que misteriosa y cálida comienza en mi cuello,
y termina en el misterio más sagrado de todo mi cuerpo,
en la gruta
candente y húmeda que late en
mi sexo.
Estremecida y floreciendo
desde lo más profundo de mis ganas,
algo ardiente dentro de mí te llama.
¡Quiero tus manos, tu boca tórrida
en la oquedad húmeda de mi sexo!.
Mi cuerpo es un amasijo de carne y de ganas,
y abrevas en mí, bestia errabunda y salvaje
de apasionadas manos y lengua ávida.
Y me haces gemir, porque florece en mi sexo,
largamente, la mariposa oscura de tu beso.
Una vorágine intensa de placer,
recorre todo lo largo de mi cuerpo
porque tu boca hace estragos de amor
en la vibrante guarida de mi sexo,
mientras tus manos ásperas aprietan
sin compasión los pezones endurecidos
en medio de una sinfonía de gemidos.
Y me estremezco,
palpito,
cuando sobreviene, cálido,
el paroxismo en que todo mi cuerpo se crispa…
Pero tú, con la tenacidad de un cazador furtivo
no sueltas presa, mantienes con tus labios,
aferrados a mi sexo, tercos placeres cautivos.
Entonces, sin piedad, penetras erecto en mi cuerpo,
adentrándote en mí, en una danza ventral y antiquísima,
te aposentas ferozmente en la fronda salvaje de mi sexo
y me posees espléndidamente, apretando mis nalgas,
penetrando en mí, lacerando mi carne con tus dientes…
Yo respondo clavando mis uñas en tu espalda
y tú, enterrándote más profundamente en mi vientre.
Y así, permanecemos, unidos, segundos o siglos,
unidos en un solo ser que gime, vibra, goza…
Y así, en el pandemónium más dulce que haya existido
nuestros cuerpos unidos en un solo gemido,
en una guerra nuclear
donde
se alimentan las ganas.
mientras eclosiona del amor
la flor más pura y sagrada.
Y así, todo luces, trozos de carne y de cielo, gemidos,
fiebre, susurros, fuegos de artificio, vértigo, suspiros …
Trémulo y gimiente, te viertes dentro de mí,
en un torrente fértil de agua sagrada
y me vuelvo por tu amor, diosa consagrada
en un templo glorioso de besos y sábanas.
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Código: 1307185447187
Fecha 18-jul-2013 4:28 UTC