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miércoles, 13 de febrero de 2019

La feria del niño, digo del libro


Para los niños trabajamos porque los niños son la esperanza del mundo. Son palabras de nuestro Martí. Pero no creo que por eso la feria del libro deba estar orientada exclusivamente al niño ni que al mercado con sus leyes de oferta y demanda se le permita aniquilar la esencia misma de todas las cosas.
No estoy de acuerdo con que la feria del libro deba convertirse en un circo con toda esa parafernalia de aparatos, ponys, pintacaritas, inflables, venta de papalotes y todo lo demás.
Me parece bien que haya variedad de ofertas gastronómicas, pollos fritos incluidos. Me parece bien que los particulares se ganen la vida y la feria genere ingresos a todos los sectores. Pero si permite que la venta de libros sea superadas por stands llenos de pamelas, condimentos, juguetes de todas clases, revistas coloridas y de tres hojas cada vez más lejos de alcance del cubano medio, crayolas, colores, plastilina y plumones estamos traicionando el espíritu del acontecimiento más importante del libro y la literatura que tiene lugar solo una vez al año.  No entiendo por qué esto es lo único que traen ultimamente los expositores extranjeros. He preguntando y me dicen que les suben los impuesto, precios de los stands y aranceles. No puedo hablar de cosas que desconozco  Solo sé que ya no puedo adquirir revistas de manualidades, cuya venta me dicen que está prohibida por quien sabe cuál oscura razón. Ni novelas de actualidad, ni libros sobre temas New Age como astrología, ocultismo y metafísica que se  podían encontrar en ediciones anteriores de este evento y que solo la feria brindaba la oportunidad de adquirir. Títulos que por un problema de derechos de autor las editoriales cubanas no se pueden permitir publicar ya que implicaría un aumento considerable en los precios de venta de dichos libros, lo cual va en contra de las políticas editoriales cubanas. Por lo que en su inmensa mayoría solo publican libros de autores residentes en la isla o títulos cuyos autores hayan tenido la bondad de ceder sus derechos o libres, cuyos derechos hayan expirado.
Cada vez se hace más notoria la ausencia de expositores extranjeros como la editorial Margo de México, mi principal objetivo donde compré revistas sobre manualidades, pátinas, pastas modelables, pintura decorativa, ect. Cosas que los artesanos cubanos son reacios a compartir.
Me parece contraproducente todo lo que hay fuera del recinto ferial  ya que  la mayoría de los niños se quedan fuera a montar aparatos y no entran a ver los libros. Las actividades de la feria deberían orientarse a atraer los niños a la lectura y no a alejarlos de ella. Deberían programarse actividades para los niños relacionadas con la literatura, tal vez lecturas, juegos de participación, qué se yo. Hay ser un poco más creativos y no contentarse con llenar la feria de gente. Yo en lo personal prefiero calidad y no cantidad. La feria está cada vez más llenas de personas a las que no les gusta leer, que se dedican a deambular por los pabellones haciendo posible a los verdaderos lectores hasta caminar y mucho menos poder ver los escasos libros que están a la venta entre tanto juquete y revista infantil de Disney. Me parece que debemos escoger muy bien las lecturas que ofrecemos a los niños, todo no se trata de colorines sino de contenido. Esto me parece de vital importancia ya que esos niños de hoy serán los lectores del mañana, de un mundo futuro  donde el libro y su inmensa capacidad de desarrollar la imaginación amenaza con  desaparecer suplantado por videos juegos, teléfonos celulares, computadoras, internet y dibujos animados.
Es de vital importancia que los niños conozcan títulos como Corazón de Edmundo de Amicís, Oros Viejos y Había una vez de Herminio Almendros, El principito de Antoine de Saint  Exupery,  Platero y yo de Juan Ramón Jiménez y La edad de oro de José Martí. Titulos de los cuales guardo muy gratos recuerdos y que están llenos de magia y ternura que cada vez son  más necesarias.  Cuba cuenta con maravillosos autores de literatura infantil, Nersys Felipe, Mirtha Aguirre, Rafaela Chacón Nardi, Excilia Saldaña, entre otros. Aunque por razones inexplicables desapareció tambien el pabellón Tesoro de papel con su encanto peculiar quiero resaltar el tremendo esfuerzo de las editoriales cubanas que pese a sus limitaciones tratan de tener la mayor cantidad de titulos disponibles para el evento. Aunque no se consigue del todo.  Me comentan los libreros que hubo títulos que estuvieron a la venta y se agotaron en un breve lapso de tiempo. Libros de Padura y de Gabriel García Márquez. A mí me parece un misterio total la cortedad de algunas tiradas como el libro This bag is not a toy de Maylan Álvarez Rodríguez, que según escuché solo contaba con 500 ejemplares, cosa que necesito que alguien me explique porque he visto libros invendibles con tiradas de 5000 ejemplares.
No había disponibilidad en la carpa de libros de lanzamientos recientes que se agotaron con seguridad en la misma sala de presentación donde solo es posible adquirirlos si sabes el día y la hora en que será la presentación y solo lo puedes saber si eres amiga del autor, su seguidor en las redes o perteneces al mundillo literario fuera del cual casi no te enteras de nada, dada la casi nula divulgación de este tipo de cosas en los medios de prensa.
Debido a lo cual no pude adquirir nada de lo que me interesaba comprar. Ni trilogía sucia de la Habana, ni nada de Padura. No entiendo los mecanismos ni como funcionan pero igual me parece injusto que el unico modo que tenga un cubano de leer a Padura sea pagando 10 cuc por un libro a los libreros de la Plaza de Armas.
Creo que yo mediría el éxito de la feria por la cantidad de personas que salgan de ella con libros en las manos no por los ingresos recaudados ni por el volumen de asistencia.
Creo que hay que mejorar muchas cosas  para que la feria del libro de la Habana no pierda su prestigio, para que sea mayor la presencia de expositores extranjeros, el surtido de libros, los precios de los mismos, para que el mercado, el negocio y las ganancias, la gastronomía y las atracciones se sumen a la feria y no se la traguen, para que la feria siga fiel a su esencia  y no deje de ser la fiesta de la cultura que siempre ha sido.